No se necesita la forma para plasmar el estallado mundo interior, solo resta la energia, absolutamente desnuda, de toda anécdota y con el gozo liberador del rápido movimiento del pincel sobre el apoyo, la abstracción preconiza la pintura como lenguaje de los sentimientos. De una expresión que pone acento en la percepción sensorial y en la elaboración psíquica de impresiones.
De esta manera, la obra se va configurando a través de un conjunto de tiros caligráficos que se acumulan encima la superficie con un encrespamiento furioso, consecuencia directa de sus compulsiones más íntimas. Una pintura que hace del gesto un signo autónomo y crea al mismo tiempo una relación de fuerzas a su alrededor.
Una fluida expansión existencial, una retahíla de ágiles y enérgicas pinceladas que vibran, incisivas, para decirnos que nada de la realidad no tiene la estabilidad y el significado preciso de la forma: tal es el clima mental del pintor que parece aludir a la continuidad indeturable del tiempo y a la imposibilidad de retener el destino. Todo demuestra que la pintura exterioriza emociones producidas por los hechos que envuelven al pintor y que, con una furia enérgica, desprende todo de inquietudes perturbadoras, a pesar de conservar un equilibrio sereno.La obra es a menudo un lenguaje fuertemente sensual, que se recrea en la trasgresión constante, en las vivencias de sensaciones portazos hasta la voluptuosidad, al placer máximo de los sentidos. Es en este estado donde el pintor muestra su talento, en el mismo momento que recorre en la mente como elemento compensador de tanta intensidad.
La sensualidad de la pintura que seduce, que casi convida a acariciarla.
Otra posibilidad es añadir textura y pastosidad a la pincelada. Los espesores y densidades empiezan a interesar al pintor contemporáneo, así como el rastro y la impronta de la herramienta encima del apoyo que a su paso deja el pigmento, un pigmento que se pierde en el transcurso del recorrido.
Este tipo de obras siguen la tónica iniciada de purificar, esencializar, dejar que el vacío coja su espacio.
Los estrepitosos ruidos, los forzados dramatismos, episodios de gestos, enquistos y manchas, se compactan y dan paso a una serena suficiencia que coincide con laetapa de madurez de un pintor.
Cualquier aproximación a la obra que aquí se propone, requiere una mirada que aguante la confrontación exclusivamente pictórica; porque lo que debe ver el espectador a mendo no es una figura de aquello conocido; que el espectador sepa ver una pintura que se expresa por si misma
hola
Hola!!
esto ejenial con se gi mi trbajo